El hidrógeno verde se ha convertido en una pieza esencial para que se produzca la transición energética y garantizar un futuro sostenible. La caída de los costes de producción del hidrógeno mediante energías renovables, han dado al hidrógeno un impulso sin precedentes.
EL HIDRÓGENO VERDE SE HA CONVERTIDO EN UNO DE LOS PILARES FUNDAMENTALES DE LOS FONDOS DE RECUPERACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA
La transición energética es uno de los ejes de esta recuperación, con el 30% del presupuesto asignado a la lucha contra el cambio climático. Y, es aquí donde el hidrógeno verde ha comenzado a ganar posiciones, creciendo en interés y situándose en el debate público como uno de los pilares fundamentales para la descarbonización de la economía, uno de los objetivos que se han marcado países de todo el mundo de cara a 2050. Para lograrlo, el hidrogeno verde es una de las claves.
El hidrógeno es el elemento químico más simple y abundante de la naturaleza, está formado por un protón y un electrón. En el caso del hidrógeno verde, es un transportador energético que te permite mover energía de un lado a otro, en este caso, a través del agua, utilizando energías renovables.
Para producir hidrógeno verde no se utiliza ni se emite dióxido de carbono, por ello su demanda global como combustible se ha triplicado desde 1975, como señala la AIE (Agencia Internacional de la Energía), hasta llegar a los 70 millones de toneladas anuales en 2018. Es una fuente de energía limpia que solo emite vapor de agua y no deja residuos en el aire, a diferencia del carbón y el petróleo.
Además, presenta múltiples utilidades que van desde la generación de energía para las industrias, como la metalúrgica y la química, hasta usos energéticos, residenciales y en el transporte.
Industria: El sector industrial es el que consume en mayor medida hidrógeno fósil, por esa razón, la implantación progresiva de hidrógeno verde está impulsando una reconversión industrial tanto en el sector público como en el privado.
Transporte: Se emplea como combustible. Los vehículos de MCI (motor de combustión interna) de hidrógeno son un 30% más eficientes comparados con los vehículos de gasolina, y funcionan bien en todas las condiciones climáticas, incluso a bajas temperaturas. Muchas ciudades ya están implementando el uso de este combustible en su red de transporte público.
Energéticos: El hidrógeno puede ser utilizado para generar electricidad mediante pilas de combustible y para ser inyectado en la red de gas natural, una práctica que reduce de forma notable las emisiones de los sistemas de calefacción.
Residencial: Existen sistemas de microcogeneración de hidrógeno que son capaces de proveer de electricidad y calor a los hogares. Resulta muy cómodo y práctico ya que se puede transportar y almacenar sin realizar inversiones adicionales y aprovechando la infraestructura de gas existente.
En España, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética incluye una fuerte apuesta por esta energía, además de un proyecto de macro red de transporte de hidrógeno verde desde España al norte de Europa (Green Spider Project).
El hidrogeno verde ha llegado para quedarse y el gobierno de España y la Unión Europea apuestan claramente por esta energía. Su impulso es vital para alcanzar, entre otras cosas, los compromisos climáticos del Acuerdo de París y los objetivos de cero emisiones que exige la emergencia climática.
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