Podemos definir el término “crisis energética” como un desajuste temporal entre la oferta y la demanda energética que se salda, con fuertes incrementos de los precios de las distintas energías. Actualmente, estamos viviendo una crisis energética mundial que está influyendo en la transición a las energías limpias y en el objetivo de alcanzar cero emisiones netas en 2050.

LA CRISIS ENERGÉTICA COMO MOTOR PARA IMPULSAR UNA ENERGÍA MÁS LIMPIA

Si bien la crisis energética actual presenta ciertos paralelismos con la crisis del petróleo de los años setenta, aunque también existen diferencias importantes.

Actualmente, la crisis afecta a todos los combustibles fósiles, mientras que las continuas variaciones de los precios observadas en la década de los setenta afectaban principalmente al petróleo. Ya que a día de hoy la economía mundial presenta más interconexiones que hace 50 años, podemos decir que esta es la primera crisis energética verdaderamente mundial.

Según la última edición de World Energy Outlook de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la crisis energética mundial desencadenada por la invasión rusa de Ucrania está provocando cambios profundos y duraderos que tienen el potencial de acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible y seguro. De hecho, si se sigue manteniendo en crecimiento la energía solar, la eólica, los vehículos eléctricos y las baterías, conducirían a una transformación mucho más rápida que la proyectada en el Escenario de Políticas Establecidas.

El informe anual de la AIE sobre la energía renovable, indica que en los próximos cinco años el crecimiento de la capacidad renovable mundial debería prácticamente duplicarse, superando al carbón como principal fuente de producción eléctrica. Para el año 2027, se espera que la capacidad de energía renovable global aumente de 2.400 gigavatios (GW), igualando así la capacidad energética total de China, y superando en un 30% la previsión de aumento de hace un año.

Dentro de las energías renovables, las que juegan un papel más importante son la eólica y la solar aunque no podemos dejar de lado el hidrógeno verde, que se está convirtiendo en una gran apuesta ya que no emite dióxido de carbono y apenas genera un impacto sobre el medio ambiente.

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